¿Puede el vapeo reducir la violencia en pacientes con enfermedades mentales?
- By Nicolai Birch
- 26 ago. 2018
Un reciente estudio realizado en Reino Unido afirma que las instituciones mentales han implementado una política libre de humos que permite a sus pacientes vapear consiguiendo un significativo descenso en casos que conllevaban violencia física.
El estudio, publicado por Lancet Psychiatry, expone que “los hallazgos del análisis de 35 estudios, incluyendo 23.972 pacientes, han mostrado que el 17% de pacientes hospitalizados cometieron al menos un acto violento durante su ingreso al hospital”. También se informa que en 2014-2015 hubo 187 ataques notificados de cada 1.000 trabajadores de instituciones de salud mental en Reino Unido, comparado con los 21 de cada 1.000 en otros ambientes médicos generales.
Mientras que casi todos los facultativos médicos convienen en que eliminar el consumo del tabaco es altamente aconsejable, el proceso de dejarlo para pacientes con enfermedades mentales es un tema distinto. En muchos casos, los pacientes que han intentado dejar los cigarrillos experimentan un rápido aumento de los síntomas de sus desórdenes mentales.
Obviamente, una vez que la prohibición de fumar se hizo efectiva, se esperaba que los casos de violencia cometidos por pacientes con enfermedades mentales aumentara. “Los cigarrillos, se han usado tradicionalmente como herramienta para motivar a los pacientes para hacer cosas como levantarse de la cama por las mañanas”, dijo la doctora Debbie Robson, investigadora sénior posdoctoral sobre la adicción al tabaco en el King’s College. “Han sido una moneda de cambio importante en el servicio entre pacientes, y entre pacientes y personal”.
Tras la implementación de las políticas libres de humo, se ofreció a los pacientes distintas terapias de reemplazo de la nicotina, incluyendo parches y chicles, además de cigarrillos electrónicos. En lugar de un aumento en la violencia, la cantidad de incidentes violentos se ha visto reducida en un 39% al mes, con solo 4,9% de ataques con violencia notificados que tuvieran relación con el tabaco. A estos pacientes, no obstante, no solo se les ofrecieron estos productos, sino también recibieron ayuda habitual en el comportamiento, apoyo psicológico, y prescripción de medicamentos para ayudar a soportar la ansiedad causada por la falta de nicotina.
Este estudio, llevado a cabo por la Fundación Nacional de Salud de South London y Maudsley (South London and Maudsley (SLaM) National Health Service Foundation Trust), afirmó también que “los pacientes deberían utilizar cigarrillos electrónicos desechables en lugares designados y zonas discretas como el recinto del hospital y las habitaciones individuales. No deberían ser utilizados en áreas comunes, jardines o cualquier otro lugar donde se reúnan pacientes o personal del hospital”.
Su postura, no obstante, parece aún ser un tanto extraña y discontinua. La política libre de humos de SLaM dice que “el enfoque en grupos de discusión ha indicado que existe un deseo entre pacientes y personal para utilizar cigarrillos electrónicos para apoyar la reducción o el abandono total del tabaco. Es realmente importante que los cigarrillos electrónicos no reemplacen simplemente a los cigarrillos para que la cultura de los cigarrillos electrónicos reemplace a la cultura del tabaco”.
Aunque es posible defender esta postura hasta cierto punto, ¿cuánta hubiera sido la reducción en la violencia si los pacientes hubiesen podido utilizar los cigarrillos electrónicos de manera menos restrictiva?
Sin importar el proceso, los datos relacionados con los estudios sobre cigarrillos electrónicos en Reino Unido todavía se consideran una enorme mejora para muchos líderes de la comunidad científica. Si los pacientes con enfermedades mentales son capaces finalmente de dejar de fumar e incrementar su seguridad física general, entonces esto debería ser tenido en cuenta a nivel mundial.